Durante los
últimos años la pornografía infantil ha pasado de ser un tema tabú y poco
conocido a recibir una atención especial, sobre todo en los medios de comunicación.
Son comunes las noticias en las que se anuncia la detención de redes de
individuos que producían, coleccionaban o intercambiaban estos materiales. Es
evidente que Internet ha fomentado estas prácticas. La respuesta policial y
judicial a este comportamiento se ha traducido en un número creciente de
personas encarceladas a causa de la difusión de pornografía infantil.
Quayle y Taylor (2003) identifican
una serie de motivos subyacentes al uso de pornografía infantil:
1. La razón más común es la de obtener
activación sexual con fines masturbatorios. Se valoran especialmente
colecciones de fotografías.
2. Otro motivo habitual es el mero
placer de coleccionar. Los medios de comunicación transmiten con sorpresa
el enorme número de fotos encontradas en los ordenadores. Tienden a quitarle
importancia a las consecuencias que estas fotografías tienen para los niños y
ser refieren a ellas como si fuesen cromos.
3. El intercambio de este material remite a otro motivo relevante. El
establecimiento de relaciones personales a través de Internet. Se adquiere nueva identidad y un estatus social. Se
ha llegado a crear hasta asociaciones de pedófilos.
4. Por último, muchas de estas personas sostienen que utilizar este tipo de
pornografía les permite satisfacer sus
fantasías sexuales sin recurrir al abuso de un niño real, por lo que son un
tipo de terapia.
En general, a pesar de que, desafortunadamente, no existe un perfil
determinado de agresor sexual, se pueden establecer algunos rasgos o
características comunes. Los sujetos con alto riesgo de convertirse en
agresores sexuales comparten una serie de predictores dinámicos susceptibles de
ser modificados por el tratamiento.
Para delimitar el perfil pedófilo, hay que distinguir entre el pederasta, agresor sexual o pedófilo activo
y el pedófilo pasivo. La mayoría de los violadores de niños o agresores
sexuales presentan diversos trastornos de personalidad, principalmente
trastorno anti-social e impulsivo. Suelen ser individuos con un entorno
familiar desajustado y es frecuente el abuso de alcohol y otras sustancias. Hay
una ausencia de empatía con la victima y las distorsiones cognitivas que
utilizan para justificar su conducta y sus actitudes sexuales. Presentan baja
autoestima, desajustes a nivel emocional y una gran ansiedad. No presentan
sentimientos de culpa.
En cambio el pedófilo pasivo es
menos impulsivo, suele ser una persona de apariencia normalizada y no presenta
ninguna patología. Está profesionalmente más cualificado, es inteligente y con
una alta autoestima. No suele poseer antecedentes delictivos, ni adicción al
consumo de drogas. Muestran un desarrollo sexual orientado hacia sus pares y a
medida que entran en la edad adulta las relaciones se hacen más difíciles o
conflictivas, aumentan sus compromisos y descubren, a sí mismos, sintiéndose
sexualmente atraídos por niños. Es narcisista, compulsivo y muestra un estilo
represor de afrontamiento. Pueden presentar sentimientos de culpa sobre todo en
las primeras etapas de su “amor” a los niños.
Es común en todos los pedófilos las distorsiones cognitivas y que tienden a
justificar lo acontecido y a negar el delito por evidente que éste sea. Hay
quien explica que el pedófilo es ciertamente infantil. Otros autores entienden
que quieren sentirse dueño del otro. Urra (2003)
Francisco Javier Arroyo
Perito psicólogo
ES interesante leer el informe científico relacionado a la temática expuesta
ResponderEliminarhttp://www.psiquiatria.com/congreso_old/mesas/mesa26/conferencias/26_ci_c.htm
Conclusión de presente artículo "científico": "En conclusión, parece irse creando un consenso de que la actividad sexual niño-adulto debe ser combatida como una infracción a los derechos de los niños, no como algo basado en la creencia de que ésta es invariablemente dañina"
EliminarSOBRA CUALQUIER TIPO DE COMENTARIO