EL RETRATO DEL “LOBO SOLITARIO”
Desde el año 1980 hasta nuestros días, ha habido 120
“lobos solitarios”, que han asesinado a 800 personas y han herido a más de
1000. ¿Son los “lobos solitarios” tan imprevisibles como se piensa? ¿Es posible
encontrar elementos o características comunes en ellos?
Cuando pensamos en esta clase de individuos,
generalmente no miramos a nuestro alrededor. Un estudio realizado por los Servicios Inteligencia
Americanos (http://www.secretservice.gov/ntac/ssi_final_report.pdf) sugieren que la descripción o perfil del lobo
solitario puede corresponder a cualquier de nosotros y debemos ser muy
prudentes a la hora de categorizar o perfilar a esas persona. Lo que el estudio
concluye es que las personalidades de estas personas son complejas, pero
normales.
Hay que señalar por lo tanto, que
en general el “lobo solitario” no es un enfermo mental, aunque en ocasiones lo parezca. La mayoría de las
personas, los consideran personas “normales”, “nada hacía sospechar la barbarie
que iba a ocurrir”, “era un estudiante como cualquier otro” (éste es el caso de
Matti Huhani, estudiante de restauración que entro en un Instituto en Finlandia
y mato a 11 personas en el 2008).
Los “lobos solitarios” no nacen, sino que se hacen. Hasta ahora no se ha encontrado
ninguna base biológica o genética que les caracterice de forma inequívoca. Por
lo tanto si no son enfermos, el problema es social y si esto es así, ¿dónde se
ha producido la quiebra o el vuelco?
Lo primero que hay
que destacar, es que en todos los casos estudiados hasta la fecha, el 96% de
los lobos solitarios, son hombres ((Hassid y Marcel, 2012, 44). Este hecho
nos debería hacer pensar en el rol de la masculinidad que transmite nuestra
sociedad en nuestra época. Los papeles de dominio, dureza y hasta cierta
violencia son con frecuencia representación del “macho ibérico”.
Otro aspecto interesante es la edad media de los
“lobos solitarios” analizados desde 1980, que es de 26 años y dos meses. Entre
los 24 y los 44 años se encontrarían la mayor parte de estos asesinos. Es decir
que podemos concluir que se trata de
personas mayoritariamente jóvenes, muchos de ellos adolescentes y la
identidad del adolescente es sobre todo social. Algunos estudios sugieren que
los adolescentes buscan una reputación ideal entre sus compañeros y amigos, y
cuando no la consiguen se produce violencia relacional. Además estos
adolescentes se sienten solos, insatisfechos y con una baja autoestima, que
durante muchos años algunos pueden verse afectados por el acoso escolar. Llega
un momento donde se produce un vuelco en sus vidas y sienten la necesidad de
cambiar y demostrar todo lo contrario a lo que son. Intentan canalizar ese
sentimiento de inferioridad, haciendo algo que demuestre su superioridad.
Muchos han
sido víctima de malos tratos y han vivido en familias desestructuradas. Con
frecuencia han abandonado la escolaridad y han sido excluidos de sus
comunidades. Esa soledad le lleva a convertirse en verdaderos adictos de los
videojuegos http://www.lepoint.fr/invites-du-point/jeux-video-permis-de-tuer-27-11-2012-1534002_420.php
Un ejemplo claro de éste perfil es el de Robert
Hawkins, un adolescente de 19 años, que en el año 2007 mato a ocho personas e
hirió a otras cinco en un centro comercial. Sus padres se separaron cuando él
era un niño, produciéndose un litigio interminable por su guarda y custodia. El
niño muestra signos de inestabilidad emocional y de fracaso escolar. Sus
profesores lo describen como un niño inquieto, bruto e incapaz de tener unas
relaciones sociales normales con sus amigos. Al inicio de su adolescencia tiene
enfrentamientos violentos con frecuencia y se muestra solitario, que le lleva a
un centro tutelado por el estado. A los 17 años deja el Instituto. “Soy una
mierda, pero ahora voy a convertirme en un ser
famoso”
Muchos de los “lobos solitarios” estudiados son personas desadaptadas, excluidas,
solitarias, con problemas de habilidades sociales, tímidos y alguna otra
neurosis, pero lejos de la locura, al menos tal y como la entendemos los
psicólogos forenses. Con frecuencia, es en estas situaciones de inestabilidad
emocional cuando el “lobo solitario” pasa al acto criminal, es entonces cuando
maquina su crimen como única solución a sus problemas. Está absolutamente
convencido de que no existe otra solución que la matanza.
Es muy interesante destacar la necesidad que tiene el “lobo solitario” de dar una explicación a su
gesto, de ser racional, como si con ello se fuera a redimir. La percepción
que los demás tengan del porque de sus actos, se convierte en casi una
obsesión. Como anteriormente comentamos que son muy narcisistas y tienen un
cierto complejo de inferioridad que progresivamente se convierte en superioridad.
Son verdaderos expertos en comunicación, sienten que tienen una misión que
cumplir y trataran de darle lógica a su barbarie criminal. Hay una idea de
cierto mesianismo, se asemejan al líder sectario, que tiene una misión que
cumplir y ese afán lo llevará a cabo a
través de un acto único e “histórico”.
Podemos
concluir por lo tanto que es la
acumulación de síntomas de desajuste emocional, escolar, social y
familiar, lo que hace la diferencia.
Es evidente que una persona normal, por el hecho de ser tímida, no le hace
convertirse en un “lobo solitario”, pero si a esto le añadimos desadaptación
familiar, escolar y personal, podemos considerarlo como un riesgo o amenaza.
Francisco J. Arroyo
esta genial tu articulo muchas felisidadez
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